Teoría Mascarillas Corporales con Vinoterapia

Aunque desde tiempos inmemoriales, el vino ha sido usado para diferentes sesiones y técnicas para el mejoramiento corporal, solo hasta los siglos XIV y XV es cuando se empieza a considerar como un tratamiento estético. El Rey Luis XV utilizaba y aplicaba mascarillas de vino en sus mujeres para que estuvieran con una piel lúcida y sana.

Las terapias relacionadas con el vino se remontan a toda esta época en las que el vino no solo era un líquido evocador de fiesta y diversión. El vino ya era considerado como un estimulador de salud y formaba parte de muchos rituales de curación.

El primer centro de vinoterapia lo crearon Matilde Cathiard y Bertrand Thomas, dos amantes y estudiosos del vino en Burdeos, Francia. Esta primera iniciativa ha servido en cierto modo para abrir el camino a otros centros que, sobre todo, tienen protagonismo en países que son productores de vino como España e Italia. No obstante, hoy en día podemos encontrar grandes centros en cualquier país del mundo con cultura vinícola.

Imagen: el vino es considerado una de las mejores mascarillas corporales.

Los tratamientos que abarca la vinoterapia se basan en las propiedades antioxidantes de los polifenoles de la uva, una sustancia química con la que se componen los productos empleados para los diferentes cosméticos usados en esta terapia (cremas, mascarillas, aceites y barros de recubrimientos). De estos, los más importantes y estudiados son el resveratrol y los flavonoides, ya que cuentan con capacidad para luchar contra los radicales libres. Además, los flavonoides poseen propiedades antiinflamatorias que ayudan a evitar la rotura de capilares.